A principios del siglo XX, surge, por parte de la compañía con capitales ingleses “Ferrocarril Central de Entre Ríos”, la necesidad de construir una estación de tren (como parte del ramal Caseros - San Salvador) que posibilitara el servicio de transporte de la producción regional de las tierras más alejadas hacia los centros de consumo y puertos de embarque. De esta manera en 1909, el Dr. Francisco Ferreyra, un abogado y hacendado bonaerense, propietario de estancia y de campos en la zona, decide conceder parte de sus tierras (104 hectáreas) para llevar a cabo la construcción de dicha estación, a la cual se llamó “La Clarita”. Existen diferentes versiones sobre la elección de este nombre: algunos pobladores coinciden en que la hacienda del Dr. Ferreyra se llamaba La Clarita y por este motivo se decidió utilizar el mismo nombre que dio origen al pueblo; otros pobladores en cambio, dudan e intentan dilucidar si se llamó así en homenaje al nombre de la hija menor del Dr., Ferreyra o al de su esposa, ambas llamadas “Clara”.
A partir de la construcción de la estación de tren, para prestar sus servicios junto al desarrollo económico rentable de la actividad, comenzaron a instalarse los primeros caseríos y almacenes de ramos generales contribuyendo al crecimiento del pueblo. La fecha de fundación de La Clarita se asocia al trazado del plano del pueblo, el 16 de junio de 1911. La llegada del ferrocarril significó una importante fuente de trabajo para los colonos de la zona y un cambio fundamental en la economía rural. La Clarita se constituyó como ciudad-puerto independiente, punto geopolítico de encuentro en donde se acopiaba la materia prima (granos) de las colonias lindantes y que luego se distribuía a través del ferrocarril, a Buenos Aires. La primera inmigración de colonos fue de origen europeo: francosuizos, españoles (colonias judías) y algunos pobladores turcos.
La época de mayor esplendor se sitúa desde el comienzo del paso del tren hasta mediados de 1940, extendiéndose hasta los años 60, fecha en que comienza su decadencia. En esta época de gran progreso y esplendor se piensa que La Clarita duplicaba el número de la población actual que es de 436 habitantes según la medición del CPVH de 2010 y se podían encontrar, además de la escuela primaria y la iglesia, más comercios que en la actualidad: una farmacia, varios almacenes de ramos generales, una estación de servicio, una cabina telefónica, dos líneas de transporte que comunicaban con ciudades vecinas haciendo recorridos hacia San Salvador y Colón. Por su parte, La Clarita también contaba con más presencia institucional: el correo era trasladado por el tren y había un médico residente con permanencia en el pueblo. A su vez, empresas de producción agrícola estaban instaladas allí con depósitos propios como por ejemplo Bunge & Born a través de Molinos Río de la Plata. En el año 1977, se realiza la clausura del ramal y el tren cesa su actividad en la región. Ante su desaparición como medio de transporte y fuente de cultura, novedades y producción económica, los pobladores fueron paulatinamente emigrando hacia ciudades vecinas (especialmente Villa Elisa) con mayores posibilidades: educativas (niveles superiores: secundario, terciario y universitario) y económicas (fuentes de trabajo).
Durante los años 2000-2006, en La Clarita se decidió la reapertura de un circuito de carreras automovilísticas (cerrado varias décadas atrás), llamado "Águilas Mecánicas", ganando prestigio en el ámbito del racing entrerriano.
Si bien la población de La Clarita se presenta disminuida en comparación a mediciones anteriores no ha atravesado cambios muy significativos. Durante las últimas tres mediciones de hogares realizadas por el INDEC a través del CNPHV, en los años 1991, 2001 y 2010, la población de la localidad (sin considerar el área rural) ha sido de 471, 448 y 436 respectivamente. Según la medición del CNPHV realizado en 2010, la población de La Clarita se compone en forma equilibrada de hombres y mujeres, siendo 51% hombres y 49% mujeres, distribuidos por edades de la siguiente manera:
Población de La Clarita, según sexo y edad
% |
% |
% |
|
|
Varón |
Mujer |
Total |
Menores de 18 años |
16 |
14 |
31 |
Entre 18 y 65 años |
29 |
27 |
56 |
Mayores de 65 años |
6 |
8 |
13 |
% |
51 |
49 |
100 |
Base |
224 |
212 |
436 |
Fuente: CNPHV 2010, INDEC.
Como se puede observar en el gráfico, la mitad de la población se concentra en los tramos etarios entre 18 y 65 años (56%), seguidos por el tramo de menores de 18 años (31%). Es mucho menor el porcentaje de población mayor de 65 años. Si observamos el siguiente cuadro en donde los tramos de edad se modifican se puede encontrar un aumento en el segundo tramo etario (de 15 a 64 años) concentrándose aún más la población de La Clarita:
Población de La Clarita, según sexo y edad
|
% |
% |
% |
|
Varón |
Mujer |
Total |
0 a 14 años |
14 |
12 |
26 |
15 a 64 años |
31 |
28 |
59 |
65 a + |
7 |
8 |
15 |
|
52 |
48 |
100 |
Base |
224 |
212 |
436 |
Fuente: CNPHV 2010, INDEC
Perfil social
El nivel educativo en La Clarita se encuentra atomizado. Si bien la escuela primaria concentra el mayor nivel poblacional (el 62% de los habitantes mayor a 18 años ha tenido algún acceso a la educación primaria), solo la mitad ha podido completarla. Esto se debe a que tanto en La Clarita como en otros pueblos rurales, hasta hace algunas décadas, se acostumbraba a que los habitantes desde pequeños debían contribuir con las tareas domésticas en el campo y a su vez, vivían a grandes distancias de la escuela con caminos que presentaban dificultad para acceder. Según los resultados del CNPHV 2010, el 93% de la población de la Clarita se encuentra alfabetizada (saben leer y escribir).
La escuela secundaria, por su parte, no era obligatoria y no existía en La Clarita hasta el año 2000; por este motivo, se puede observar que menos del 30% de la población mayor a 18 años ha realizado o se encuentra realizando el nivel secundario. Desde su creación, son muy pocos los alumnos que alcanzan los últimos años de secundaria y es alto el porcentaje de repitencia y deserción especialmente en 1ro y 2do año (a mayor porcentaje de repitencia mayor porcentaje de deserción). Si se compara con el nivel de deserción escolar provincial, la deserción escolar en La Clarita es baja pero, en relación a los pocos alumnos matriculados en la escuela secundaria, es alta. Al haberse establecido muy recientemente en la cultura de la localidad, no se ha afianzado todavía en la sociedad como un pilar fundamental para la educación del individuo por su valor y la impronta que representan en el crecimiento personal. En forma mayoritaria los referentes y habitantes del pueblo encuestados coinciden en que “falta aún más, desde el hogar, la contención y la valorización de la escuela como proyección de futuro”. La deserción escolar obliga a los chicos a insertarse rápidamente en el ámbito laboral (pollerías, en el molino arrocero, empleo rural, changas) o a la inactividad.
En relación a los estudios terciarios y universitarios solo el 7% de la población los ha completado. Al no ofrecer una educación terciaria o universitaria en La Clarita, los habitantes mayores de 18 años que han podido terminar la escuela secundaria se encuentran con la disyuntiva entre quedarse a trabajar en alguna tarea relacionada con el campo (La Clarita no presenta suficientes áreas de trabajo para el abanico actual de carreras profesionales) o emigrar a estudiar a las grandes ciudades vecinas (Villa Elisa, Colón o Paraná) con el posibilidad cierta de establecerse definitivamente en ellas. En general, la tendencia de estos jóvenes es el traslado y establecimiento en otras ciudades.
Respecto al acceso de servicios de comunicación, la mayoría de la población de La Clarita accede a varios servicios de comunicación, concentrándose el mayor registro (100%) en el acceso a televisión (por cable en un 71%), informándose a través de canales de aire nacionales. También escucha la radio un 93%, (AM o FM, ambas de la emisora provincial Colón y FM local de Villa Elisa). A su vez posee teléfono celular un 86% y accede al servicio de internet, mayoritariamente satelital, un 43% de la población, especialmente para interactuar en redes sociales (75%) y leer noticias (67%). La mitad de la población cuenta con telefonía fija (porcentaje que aumentó desde la última medición del CPVH de 2010 en el que se registraba el acceso a línea fija sólo en un 35% de la población). En forma muy minoritaria se consumen diarios y revistas.
Cohesión social
Si bien la escuela intenta motorizar proyectos comunitarios y participativos (en forma individual o en conjunto con la junta de gobierno), puede observarse que no existe un alto nivel de participación por parte de los habitantes del pueblo. Esto se traduce en la baja asistencia a cursos de capacitación para padres y talleres de oficios para jóvenes y en el armado y planificación de eventos, también en la falta de cuidado de lugares comunes (parques) o en la falta de resguardo de animales (muchos animales andan sueltos pastando en áreas comunes: parques, calles, etc.). En más de la mitad de las encuestas realizadas durante el trabajo de campo se encontraron las mismas sensaciones relacionadas con la “falta de compromiso”, el “desinterés por la comunidad” o la “falta de compañerismo entre los vecinos” que, no permiten avanzar e impiden el desarrollo del pueblo (en comparación a otras ciudades o pueblos vecinos). Esta falta de interés se presenta asociada, en algunos casos, al asistencialismo instalado en la población y a la falta de motivación frente al trabajo: “aquí el que no trabaja es porque no quiere”. En otro casos, a la falta de motivación generalizada en los jóvenes frente al estudio y el futuro (no existe un lugar que los contenga, que les brinde esparcimiento) y por consiguiente a la deserción escolar.
Capacidad para autosustentarse
Según los resultados de las encuestas realizadas durante el trabajo de campo, las actividades que concentran mayor población empleada son las terciarias con empleo en comercios y servicios registrando un 20% (caracterizadas especialmente por almacenes de ramos generales, carnicería, lotería, librerías, tiendas de ropa, servicios de remis, transporte y recolección de basura) y las actividades secundarias con un 17%, representadas en mayor medida por el empleo operario en el molino arrocero, en la explotación de cantera y en la forestación de eucaliptos. Le siguen a gran distancia las actividades primarias (7%), relacionadas con la agricultura (cosecha de arroz, trigo, avena, sorgo, pradera, maíz y soja), la avicultura (cría de pollos a través de la integración de pequeños productores y grandes empresas que otorgan los insumos necesarios y éste instala la infraestructura y el trabajo en la planta recibiendo una compensación proporcionada a sus resultados productivos) y la ganadería. Por último, las actividades terciarias en empleo público que emplean al 6% de la población (empleados en la escuela, la junta de gobierno, estafeta postal, el centro de salud, la policía y empleos en la ciudad de Villa Elisa).
El 50% restante de la población de La Clarita se presenta atomizada: un 15% son amas de casa, un 14% viven de una jubilación o pensión, un 11% depende de changas, un 7% está desocupada y un 3% recibe planes sociales (asignación universal por hijo o asignación por más de 7 hijos). No se registran valores por debajo de la línea de pobreza.
En lo que respecta a emprendimientos, encontramos que en La Clarita son muy pocos los habitantes que se animan a producir y comercializar sus producciones. De las encuestas al 21% de los hogares sólo el 7% desarrolla algún emprendimiento, siendo el 100% mujeres. El 3% elabora un producto que posteriormente comercializa (panificados/pastelería), el 3% desarrolla un servicio y lo ofrece por sí misma (costura), el 1% realiza una actividad artesanal (hilado a rueca y tejido a telar), que comercializa en Villa Elisa por tener mayor aceptación. Los problemas que enfrentan estas mujeres para llevar adelante sus proyectos están relacionados principalmente a la ausencia, en La Clarita, de cursos y talleres de capacitación en su rubro, acceso a créditos, la dificultad para acceder a nuevos mercados y de hacer llegar sus productos en principio a los propios habitantes del pueblo y luego a otros destinos, “en La Clarita el público es muy tradicional y fiel, si está acostumbrado a realizar sus compras o sus arreglos en algún comercio determinado no cambia”.
En el caso del hilado a rueca y el tejido a telar se le suma la falta de valorización de la población por el producto en sí, “generalmente es un producto más valorado por el turismo que no existe en La Clarita o por un público como el de Villa Elisa”. Por otro lado, según los entrevistados, requiere de mucho tiempo y por ende de personal que facilite mano de obra para alcanzar una buena rentabilidad.
La mitad de los habitantes de La Clarita produce sus propios alimentos para consumo familiar a través de huertas caseras en donde puede obtener lechuga, acelga, repollo, remolacha, tomates, morrones, ajo, entre otros, cuentan con plantación de moras, duraznos, árboles cítricos (naranjas, mandarinas, limón) y poseen gallinas que producen huevos.
Evolución del pueblo
A lo largo de los últimos años La Clarita ha experimentado diferentes factores o sucesos, que han favorecido notablemente la calidad de vida de los claritenses y otros que, según la opinión de los habitantes del pueblo, han contribuido al aislamiento o al retroceso.
Entre las modificaciones positivas se destacan: el aumento de profesionales médicos en el centro de salud, el servicio de ambulancia y la enfermería las 24 hs; en lo que respecta a la escuela pública: se introdujo el secundario y el secundario para adultos. En relación con el avance de la tecnología: La Clarita cuenta con el servicio de telefonía fija (alcanzando al 50% de los hogares) y móvil (en el 86% de los hogares), acceso a internet, sobre todo satelital (43%). El pueblo cuenta con agua potable y suministro de luz las 24 horas (antes el servicio era reducido y se cortaba a la medianoche). En cuestión de caminos: se logró el asfaltado de la ruta provincial Nro 41 (vía de acceso y salida del pueblo hacia la ruta provincial Nro. 23) contribuyendo a una mejor y rápida circulación (antes en época de lluvia era intransitable).
En lo que respecta a factores en detrimento del avance del pueblo se enumeran: el cierre de comercios que funcionaban antiguamente en La Clarita: la farmacia y los antiguos almacenes de ramos generales, entre otros. El cese de las líneas de transporte que conectaban al pueblo con ciudades vecinas. La ausencia de obras públicas asociadas al alumbrado, arreglo de las calles de tierra (ripio), la creación de desagües cloacales, extensión de red de gas y por último la falta de construcción de viviendas.
Problemas que enfrenta
Los principales problemas que impiden el desarrollo de la sociedad, según lo relevado en las encuestas realizadas durante el trabajo de campo, se relacionan primordialmente con la falta de infraestructura, la ausencia de fuentes genuinas de trabajo, la falta de políticas de desarrollo, la falta de servicios y el desinterés y la baja participación de la comunidad en proyectos en pos del bien común.
Siendo la falta de infraestructura el mayor problema y de acuerdo a lo conversado con los habitantes de La Clarita, los problemas a destacar son la falta de ripiado de las calles, que continúan siendo en su mayoría de tierra y se presentan en muy mal estado especialmente cuando llueve, dificultando su tránsito, la falta de alumbrado en el pueblo, la falta de desagües cloacales y la ausencia de un plan de viviendas que posibilite el acceso a la compra y/o alquiler por parte de familias jóvenes y otras que viven hacinadas en pocos metros cuadrados.
Si bien el establecimiento del molino arrocero en La Clarita generó en sus comienzos gran desarrollo económico y se constituye para los propios pobladores como el símbolo proveedor de fuentes de trabajo en el pueblo, los habitantes reconocen una gran preocupación que guarda estrecha relación con la escasez de fuentes de trabajo formales para las próximas generaciones. Ante la ausencia de nuevas industrias que se establezcan en La Clarita estas generaciones de jóvenes deberán a corto o mediano plazo emigrar a otras ciudades en búsqueda de trabajo.
La falta de servicios de transporte público representa otro inconveniente que impide el crecimiento del pueblo y el traslado fluido y de menor costo hacia distintas ciudades vecinas, especialmente Villa Elisa, ciudad en la que realizan la mayoría de sus trámites, reciben atención médica de mayor complejidad, etcétera. (Ante la reparación y el asfaltado de la ruta Nro. 23 y la Nro. 41 en 2013, se generaron expectativas de progreso y desarrollo económico: para los habitantes La Clarita significó el fin del aislamiento, pudiendo acceder nuevamente a un servicio de transporte público y el comienzo del establecimiento de nuevas industrias).
Si bien “la salud” no es considerado un gran obstáculo, ya que ha ido evolucionando positivamente en estos últimos años y cubre las necesidades básicas, algunas preocupaciones de los habitantes se traducen en: la falta de personal médico clínico permanente (que cubra las necesidades y demandas del ciclo de vida completo: pediatría, jóvenes y gerontología), la falta de una farmacia, la ausencia de campañas más agresivas en relación a prevención de enfermedades, adicciones, entre otras.
Se encuentran en vigencia proyectos de infraestructura impulsados por la junta de gobierno: uno articulado con el gobierno provincial dando inicio a la construcción de un plan de viviendas sociales a partir del mes de septiembre 2014. Estas viviendas se localizarán fuera de la zona urbana del pueblo, un segundo proyecto articulado en conjunto con la CAFEG, que prevé el ripiado de las calles de La Clarita y por último, un tercer proyecto articulado con el programa “Más cerca” del gobierno nacional y que contribuirá a la extensión de alumbrado al resto del pueblo.
Otro proyecto vigente desde la junta de gobierno, consiste en la obtención de un comodato sobre los terrenos e instalaciones del ferrocarril y así poder establecer, desarrollar y velar por las obras que pudieran organizarse en ellas (museo, parques, etcétera).
De acuerdo con las entrevistas a distintos actores clave y las encuestas realizadas al 21% de los hogares, se ha registrado que la mayor parte de los habitantes coincide en que sería muy beneficioso para La Clarita generar proyectos que tiendan a favorecer la infraestructura, la recreación y el desarrollo cultural del pueblo, intensificando las oportunidades de trabajo para los habitantes y capitalizando la oportunidad de participación y cooperación entre los vecinos.
En este sentido cobran fuerza, el arreglo de la calles y la construcción de viviendas pero por sobre todo, la reconstrucción del museo de la estación como un espacio que nuclee a la sociedad, que oficie de “casa de cultura” en donde cada uno de los habitantes del pueblo pueda reunirse para aprender, disfrutar, compartir y sentirse parte de la historia de los orígenes de su pueblo. Que a su vez, sea centro de actividades culturales (talleres de motivación, creatividad, de cocina, orientativos para padres) y recreativas (juego de cartas, lotería, salón de té, feria de regionales), para toda familia, en especial para las mujeres y mayores de 65 años.
Por otro lado, el desarrollo de un polideportivo que permita contener y congregar a los jóvenes brindando actividades deportivas y artísticas (baile, coros, cine, teatro). Puntualmente algún proyecto de desarrollo turístico de alojamiento y gastronomía para incentivar el turismo en La Clarita combinando la tranquilidad del pueblo y el tráfico de turismo atraído por las termas de Villa Elisa.
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