Saforcada y sus alrededores se localizan dentro de la eco-región denominada llanura pampeana que se extiende por la provincia de Entre Ríos, la mitad sur de Santa Fe, gran parte de Córdoba, La Pampa, casi toda la provincia de Buenos Aires y el sureste de San Luis. La pampa ocupa también todo el Uruguay y buena parte de Río Grande del Sur. En general, el paisaje en la región es muy llano (los casi 800 km que separan a las ciudades de Córdoba y Buenos Aires son una llanura tan plana que el horizonte aparece como una recta casi perfecta) sin embargo en las cercanías de los grandes ríos se vuelve ligeramente ondulado, y ha producido una red de drenaje poco definida, existiendo grandes cuencas arreicas caracterizadas por la presencia de lagunas permanentes o temporarias, con amplias zonas afectadas por la salinización (tal es el caso de los alrededores del río Salado donde se localizan Junín y Saforcada).
Específicamente, el área en análisis se localiza en la zona central de la eco-región, la cual abarca la cuenca del río Salado siendo un área deprimida con varias lagunas. En general se trata de una llanura sumamente plana que comprende la mayor parte de la cuenca del río Salado y una amplia zona, topográficamente más alta, limitada por los pedemontes de los sistemas de Tandilia y Ventania. La característica más notable es su exigua pendiente y agudos problemas de escurrimiento de las aguas superficiales. El viento ha sido el principal modelador en este distrito, así se han formado numerosas cubetas de deflación que constituyen, en la actualidad, cuencas cerradas ocupadas por lagunas o pantanos permanentes o temporales. Los suelos son pardos, profundos y ricos en nutrientes, con una alta retención mientras que hacia el oeste aumentan los suelos arenosos. La fisonomía dominante es el pastizal de altura media y alta. La vegetación herbácea es predominante y carece de endemismos importantes. Es la unidad más antropizada del país y quedan muy pocas áreas sin alterar. Los materiales originales de los suelos fueron lavados por la acción hídrica, por lo que predominan limos y arcillas, aportando también iones de calcio en solución que contribuyeron a la formación de planchas de tosca. Las limitaciones para la agricultura en toda la subregión están determinadas fundamentalmente por la anegabilidad y los problemas de alcalinidad y sodicidad superficial o subsuperficial. El clima allí es templado cálido con heladas en invierno y primavera, la temperatura media anual oscila los 16 °C; el invierno la temperatura mínima media es de 4 °C y la media máxima es de 15 °C, en verano la mínima media es de 16 °C y la máxima media es de 29 °C. Las precipitaciones disminuyen hacia el suroeste de 1000 a 700 mm anuales y las mismas se registran todo el año aunque con mayor intensidad en primavera y otoño.
Flora: la región cuenta con profundos y ricos suelos abundantes en humus (predominando el suelo afín al loess) lo que propicia -merced a una pluviometría superior a los 500 mm/año- la existencia natural de importantes pastizales de gramíneas o directamente praderas; aunque actualmente (si la zona no está cultivada) suelen percibirse praderas (los "montes" o bosques de algarrobos, piquillines y de caldenes o han sido talados o han sido muy reducidos y devastados (incluso, antes de la llegada de los grandes rebaños europeos -hacia el 1537- la mayor parte de la cobertura pampeana era una estepa de altos y duros pastizales). Sin embargo, la modificación de la cobertura original de vegetación -producto de actividades productivas- es casi completa. Las condiciones edáficas y climáticas permiten desarrollar dos cultivos en la misma estación de crecimiento, dándole a esta subregión un carácter eminentemente agrícola. Las áreas utilizadas para la ganadería se encuentran adyacentes a los cursos de agua y en zonas cóncavas anegables. Con la intensa presión que la agricultura y la ganadería han ejercido sobre la vegetación nativa, se han producido grandes cambios en la cobertura del suelo, así como en la estructura y la composición de los remanentes de pastizales.
Fauna: las actividades antrópicas produjeron grandes cambios al introducir la agricultura, la ganadería, la forestación. Entonces especies como el puma, ñandú, venado de las pampas, guanaco, etc. fueron desapareciendo para ser encontrados en su hábitat natural en muy pocos lugares. Especies de menor tamaño que las anteriormente mencionadas, se han adaptado a las transformaciones generadas por el hombre. Es así que, en las áreas rurales pueden verse mamíferos como la comadreja overa, el cuis, el zorro de las pampas, el peludo; aves como el sirirí, la gallareta, la martineta, varios paseriformes (entre ellos: el jilguero amarillo, el cardenal de copete rojo, el zorzal, etc.); reptiles (como el lagarto overo) y anfibios. También pueden encontrarse especies foráneas que han sido introducidas por el ser humano como la liebre europea, el jabalí y el gorrión común.
Río Salado y cuerpos de agua
El río Salado es un río argentino que nace en la provincia de Santa Fe y desemboca en el río de La Plata. Recibe usualmente al nombre de río Salado Bonaerense porque más del 90% de su curso discurre de oeste a este por el centro norte de la provincia de Buenos Aires. La cuenca cubre 170.000 km² (sin incluir la cuenca del río Quinto); más de la mitad del área provincial, con promedios entre 800 y 1300 mm de precipitación anual (concentraciones de 50 mm/h), y frecuentes inundaciones y sequías en su área de influencia: la Depresión del Salado en donde forma abundantes meandros y lagunas. El río pasa por las ciudades de Junín, Roque Pérez, Alberti, General Belgrano y por un gran número de pantanos y lagunas, desembocando en la bahía de Samborombón cerca del Parque Costero del Sur y la Reserva Natural de la mencionada bahía. Sobre el sector septentrional de la provincia de Buenos Aires se sitúa la subcuenca del río Salado que ocupa también la parte sur de la provincia de Santa Fe y una pequeña porción de Córdoba. La superficie de la cuenca ocupa 87775,34 km2 según el Atlas Digital de los Recursos Hídricos de la Subsecretaría de Recursos Hídricos del año 2004.
El sistema de lagunas
En el partido de Junín el curso del río Salado es de aproximadamente 60 km, con una pendiente de 0,11 m/km, dando lugar a la formación de importantes lagunas, entre las que se encuentran la laguna de Gómez, la laguna El Carpincho y la de Mar Chiquita. Estas lagunas permanentes son embalses naturales sobre el cauce principal del río, donde se han construido sistemas de represas – compuertas. El balance hídrico (el equilibrio entre todos los recursos hídricos que ingresan al sistema y los que salen del mismo, en un intervalo de tiempo determinado) de estas lagunas depende del aporte de aguas de origen pluvial que transporta el río Salado, así como de los tributarios naturales, canales artificiales y de los ingresos de agua subterránea y aguas provenientes de las lluvias, con máximos entre el final de la primavera y principios del verano. Se genera así en la zona, una dinámica que da lugar a la formación de los siguientes cuerpos de agua:
No se registra actividad minera de ningún tipo en la zona.
Comportamiento humano
En la localidad y en base a las entrevistas realizadas, se detectaron las siguientes prácticas productivas que derivan en las siguientes problemáticas ambientales:
Tratamiento de la basura
El pueblo cuenta con un servicio de recolección de basura que se efectúa dos o tres veces a la semana mediante un camión recolector que depende de la municipalidad de Junín. Los residuos son transportados a un basural a cielo abierto ubicado a 7 km de distancia de Saforcada (basural municipal), en el cual se produce una quema de residuos de manera regular.
Desastres naturales
Solo se registraron dos inundaciones extraordinarias (una en el año 1993 y otra en el año 2001) que llegaron a cubrir algunas zonas de la planta urbana con 50 cm de agua por el lapso de un día (posteriormente el agua fue drenando y bajando), generando una serie de pérdidas materiales, deterioro edilicio y del espacio público pero sin que haya sucedido de manera “catastrófica” (en otras palabras, los daños pudieron ser controlados y recuperados en el corto-mediano plazo). Más allá de estos dos eventos, no tiene presencia material ni simbólica algún tipo de proceso o evento asociado a la condición de desastre natural. En general, las problemáticas ambientales (sean más o menos importantes) se encuentran asociadas a las acciones antrópicas respecto al uso de los recursos.
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