La posición de esta localidad en el oeste de La Rioja, en medio de barreras orográficas determina un clima árido de sierras y bolsones, con temperaturas morigeradas por el efecto de la altitud (a diferencia de lo que sucede con localidades a menor altitud, donde las temperaturas son mucho más altas). El promedio de precipitaciones en esta zona de la provincia de La Rioja es de 160 mm, las cuales caen en su gran mayoría en la estación húmeda que coincide con el verano. Es característico de esta zona el viento Zonda que sopla desde el oeste luego de atravesar la cordillera de Los Andes, haciendo elevar las temperaturas, disminuyendo la visibilidad de forma drástica y produciendo daños en las viviendas y en los cultivos. Este viento se manifiesta especialmente durante el invierno, muchas veces antecediendo a las nevadas que suelen darse todos los años, algunas de ellas muy importantes; de hecho, algunas de ellas son recordadas por haber arruinado las cosechas por haberse presentado de forma temprana o tardía. Debido al bajo contenido de humedad en el aire, la amplitud térmica es considerable, con temperaturas mínimas en invierno que pueden alcanzar los -10° y máximas que pueden alcanzar los 15° en los días más fríos con cielo despejado. Las heladas se presentan durante todo el invierno, y suelen causar problemas cuando se extienden hasta después del brote de las plantas. En verano, las noches siempre son frescas, con temperaturas mínimas generalmente por debajo de 12° (a menos que esté presente el viento Zonda, que mantiene las temperaturas altas incluso por las noches) y las máximas, ocasionalmente pueden llegar a 35°, lo cual es bastante para una localidad de altura. En ocasiones las tormentas de verano son muy importantes por su torrencialidad y peligrosas por la ocurrencia de granizo; algunas son recordadas por haber producido la pérdida de las cosechas debido a la piedra y por hacer crecer los cauces de los ríos secos, rompiendo los caminos.
. Derecha, paisaje con las sierras nevadas, en octubre de 2017, mientras se realizaba el trabajo de campo para el presente informe.
La flora autóctona de El Cardón está compuesta por especies características de las Ecorregiones del Monte y Prepuna: predominan las especies de porte arbustivo como las jarillas, el jume, la retama o la lata; con algo más de altura aparecen la brea y el chañar; y con porte arbóreo, el algarrobo y los cactus columnares (cardón). Estas especies están acompañadas por otras de porte más bajo como los chaguares (que crecen en las laderas montañosas), las cactáceas pequeñas y una amplísima variedad de herbáceas. Además, en las quebradas con buena cantidad de humedad crecen las cañas, la cola de caballo, y hasta árboles como el visco, formando pequeños bosques que se manifiestan allí donde el agua en el subsuelo lo permite, pues no pueden crecer con las condiciones ambientales comunes de esta provincia.
Hay una gran variedad de hierbas medicinales: en el pasado se solía recolectar muchas de ellas para hacer trueque o para vender. En la actualidad, esa actividad casi se ha perdido y sólo queda una persona que lo sigue haciendo: don Pedro Ormeño. Él es conocido como un importante curandero en la provincia y buscado por muchos desde lugares cercanos y remotos. Él suele recetar yuyos propios de la zona para tratar distintas afecciones.
“En El Cardón hay muchas hierbas medicinales que hacen de la montaña una verdadera farmacia. Por ejemplo, la cola de caballo es buena para los riñones, la próstata, la diabetes, el lumbago y la ciática; la romaza es excelente para combatir los cálculos, para la sangre y las vías urinarias; el diente de león es una hierba que sirve para tratar afecciones al hígado y las inflamaciones intestinales; el molle pispa es muy bueno para los dolores de muela, para curar heridas y para combatir la caspa; la tramontana cura las náuseas; la sanguinaria sirve para tratar los problemas de engrosamiento de la sangre; el pájaro bobo es muy bueno para combatir las inflamaciones; y el llantén para el resfrío y la presión”. (Palabras extraídas de una entrevista realizada a Pedro Ormeño en El Cardón, en octubre de 2017.)
Izquierda: panorama de la cobertura de vegetación de la zona al norte del pueblo, donde se observa una gran cantidad de cardones.
Derecha: don Pedro Ormeño mostrando sus yuyos.
Como flora exótica, se pueden mencionar especies arbóreas como el álamo, el terebinto o el sauce, pues las mismas están presentes en el pueblo; la primera como cortina forestal y la segunda como ornamentación. Herbáceas de muchas especies adornan con sus flores los jardines de las casas de El Cardón.
Con respecto a la fauna autóctona, se pueden nombrar especies importantes como el cóndor, el jote, el águila y los halcones representando a las aves, pero no se deben olvidar las palomas y los loros, pues estos últimos suelen producir daños de importancia en los cultivos, la perdiz y el zuri.
Mamíferos predadores como el puma y el zorro están presentes en los alrededores, siendo el primero un gran problema para los pobladores de El Cardón debido a que en varias ocasiones los pumas han atacado el ganado caprino. Esto a su vez ha producido enfrentamientos entre los responsables del Parque Nacional Talampaya y los criadores de ganado, puesto que el puma es una especie protegida y muchos ganaderos no dudan en matar al puma para solucionar el problema.
Mamíferos roedores son comunes: entre ellos la mara, la vizcacha y la chinchilla, animales muy buscados en otras zonas, pero cuya caza está prohibida en la provincia. Lo guanacos suelen encontrarse sólo en las partes más altas de la sierra, aunque es difícil encontrarlos.
Entre los reptiles encontramos las serpientes, entre ellas la mortal cascabel y las lagartijas, y entre los anfibios a las ranas y sapos.
Existen los insectos y los arácnidos; entre los primeros, el chinchemolle es famoso entre los pobladores de El Cardón, pues según ellos es muy venenoso y fácilmente identificable por el olor que emana.
No hay especies exóticas que hayan sido introducidas, salvo los animales que componen el ganado vacuno, caprino, equino y las aves de corral. En ocasiones, especialmente las cabras son liberadas en las laderas de las montañas, integrándolas al ecosistema natural, haciéndolas convivir con el resto de la fauna y permitiéndoles alimentarse de la flora autóctona. Esto produce el problema del sobrepastoreo en algunas zonas, haciendo peligrar el equilibrio natural del ecosistema.
Izquierda: una “vizcacha de las peñas” como las llaman en El Cardón.
De acuerdo a la entrevista con el referente del INTA, la situación en El Cardón respecto de la flora y fauna es de un estado en el que se ha roto el equilibrio, lo que significa que ambas se están deteriorando a pesar de las prohibiciones.
Alrededor de El Cardón existen numerosos cauces secos de arroyos de montaña que descienden a través de cada una de las quebradas de la sierra de Sañogasta. Se trata de cursos de agua arreicos que fluyen en dirección este-oeste, que pierden el contenido de agua de superficie por evaporación e infiltración antes de desembocar en el río Bermejo, que fluye por Villa Unión. Si bien se puede considerar a estos arroyos arreicos, también es cierto que, al formar parte de la cuenca del Bermejo, técnicamente se los puede denominar exorreicos: el río Bermejo forma parte de la cuenca del río Desaguadero, que atraviesa las provincias de La Rioja, San Juan, Mendoza, San Luis y La Pampa, hasta alcanzar el Río Negro, que desemboca en el océano Atlántico).
A pesar de que estos arroyos no suelen llevar agua en superficie en su parte baja, si uno asciende por su cauce, en algún punto se encuentra agua sobre su lecho. El más importante de ellos para El Cardón es el Río de La Quebrada, que se ubica hacia el norte del pueblo, pues es de él de donde se toma el recurso hídrico.
Una captura amplia que muestra, hacia abajo a la derecha, el sector retratado en la imagen izquierda.
No hay actividad de minería en El Cardón ni en sus inmediaciones.
La localidad de El Cardón está expuesta a diversas situaciones de riesgo, en función de las amenazas latentes de distintos orígenes y a su vulnerabilidad para sufrir ciertas consecuencias. Entre ellas se puede mencionar:
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