POBLACION

Aicuña significa en quechua “vuelta obligada” o “vuelta apurada”, dicen sus habitantes que es porque se debe entrar y salir por el mismo camino. Los primeros habitantes de la región pertenecían al pueblo indígena de los capayanes.

La fecha de fundación es el 23 de enero de 1715. Al parecer las tierras fueron adquiridas por el General Pedro Nicolás Brizuela para que uno de sus hijos nacido por fuera de su matrimonio, tuviera una propiedad.

Tiempo después llegaron al pueblo algunas de las familias que aún hoy lo habitan. Narváez y Páez son los apellidos de los primeros pobladores, después llegaron los Ormeño, cuyo apellido es uno de los más portados en Aicuña y cuentan que deriva de la forma en que inscribieron a “tres hombres que venían de Armenia”.

Algunos de sus pobladores más memoriosos, como don Rómulo, doña Anita y doña Julia nos cuentan cuánto ha cambiado la forma de vida en este pueblo. Desde hace cientos de años y hasta hace una o dos generaciones, la mayoría de las familias vivían en postas arriba del cerro. Cada familia tenía pequeñas fincas de nuez, sembraba maíz, trigo, cebada y alfalfa y criaba a sus animales. Obtenían leche y producían quesos, mazamorra, manteca de cabra y calostro (leche de cabrito recién nacido).

Luego del esquilado, las mujeres hilaban y tejían en telar; otras de sus tareas eran las de la cocina: se utilizaban morteros, bateas y conanas (para moler el maíz y trigo), preparaban ricas tortillas que se cocinaban sobre arena caliente en el suelo. Muchos hombres trabajaban en la cercana mina Adelina o construyeron a fuerza de pico y pala la Cuesta de Miranda. El oficio de picapedrero estaba muy difundido y todos trabajaban en la construcción del pircado y canales de agua para el pueblo. La piedra tallada también se utilizaba para la construcción de las casas y de corrales.

 El calzado que se utilizaba para el trabajo en el campo eran las alpargatas o uyutas, un calzado hecho con neumáticos de vehículo con correas de cuero, para ir a trabajar al campo. Los niños les hacían una puntera para que no se rompiesen cuando jugaban al futbol.

Las primeras clases se dictaban debajo de un árbol, y cumplían la función de cuaderno pequeñas lajas extraídas del rio, en las que se escribía con piedra. Después, la escuela funcionó en casas particulares. Finalmente, la construcción de la escuela y de la iglesia contó con la colaboración de todo el pueblo y requirió el traslado de los materiales en lomo de burro.

El alimento debía acopiarse para  todo el año y ser administrado. La nuez siempre ha constituido un producto importante para el intercambio, pero también se trocaban los animales.  En todos los relatos del pasado se recuerda que la gente era muy unida y había mucha solidaridad entre vecinos. Hasta el año 1998, en el que cerró la cooperativa de la nuez de la que formaban parte todas las familias del pueblo, se construía con ayuda mutua y se intercambiaba la nuez en compras colectivas por mercadería para todo el año.

Huellas de una antigua forma de vida

Doña Julia nos muestra sus trabajos en telar

Según datos del censo 2010 (INDEC) Aicuña tiene una población de 219 habitantes, de los cuales 108 son varones y 111 son mujeres, es decir que no hay diferencias sustanciales en términos porcentuales en cuanto a género en la distribución de la población. Con respecto al censo 2001, este pueblo presenta un leve descenso del 1% de la población ya que en ese año se registraban 221 habitantes. En 1991 este número era de 196 habitantes, es decir que en los últimos 15 años ha habido un crecimiento poblacional de alrededor del 12%.

La población se distribuye según las edades del siguiente modo: el 27% tiene entre 0 y 14 años, el 60% tiene entre 15 y 64 años y el 13 % tiene 65 años y más. Entonces, un 84% de la población está constituida por niños y personas en edad productiva.

Perfil social

Los jóvenes del pueblo asisten a la escuela secundaria. Fuera de ésta no encuentran demasiados espacios de recreación o socialización ya que no hay oferta de actividades culturales o recreativas. En algunos casos los varones participan del torneo de barrios organizado por el club.

La situación no es muy distinta para los adultos o para los jubilados. Fuera de las ceremonias religiosas realizadas en la iglesia, prácticamente no hay momentos o lugares de encuentro.

En cuanto al nivel educativo de la población, según la encuesta realizada al 20% de los hogares, un 40% de las personas mayores de 18 años presentan estudios secundarios completos, un 13% estudios secundarios incompletos, un 33% estudios primarios completos y un 10% estudios primarios incompletos. Es decir que, más de la mitad de la población, no cuenta con título secundario.

Con respecto al uso de las tecnologías de la comunicación y la información, según el INDEC solo un 37% de la población usa computadora, que está presente en solamente 16 de las 52 viviendas existentes en el  pueblo.

Según la encuesta realizada a los hogares, un 30% poseen acceso a internet en sus casas y lo utilizan diariamente. El servicio es brindado por la empresa provincial Internet para Todos. El 100% de los usuarios de internet lo utiliza para conectarse a redes sociales, el 67% para leer noticias, comunicarse por VOIP y descargar música y películas; y el 33% atiende su correo electrónico y juega en línea.

Todas las familias cuentan con televisión, en casi todas las casas tienen radio y no se consumen diarios ni revistas.

El 60% de las personas cuentan con teléfono celular y el pueblo carece de telefonía fija, solo existe una cabina pública.

Cohesión social

En diversas oportunidades se han encarado proyectos comunitarios con el objetivo de lograr un crecimiento para el pueblo. Algunos de estos proyectos han sido: la creación de una radio comunitaria, la recuperación de la Casa del Pueblo para que albergara a los estudiantes secundarios provenientes de otras localidades,  el armado de un museo y la constitución de un grupo de guías. Actualmente la radio trasmite un solo programa y los otros proyectos lamentablemente no han perdurado en el tiempo. Los pobladores sienten que no cuentan con el apoyo y la capacitación necesaria para poder sostenerlos.

Capacidad para autosustentarse

Las únicas fuentes de trabajo presentes son las actividades primarias y el  sector público. La falta de fuentes de trabajo genuino es uno de los mayores problemas de este pueblo, según sus pobladores. La principal actividad económica es la producción de nueces. También se producen abundantes frutales y verduras de cultivo orgánico, y se cría ganado en el marco de la agricultura familiar de subsistencia.

Según los resultados del censo realizado en el año 2010 por el INDEC, el 48% de la población entre 15 y 64 años se encuentra en condición de inactividad y que el 70% de los mayores de 65 se encuentran en esta situación. Estos datos se ven confirmados por los resultados obtenidos por la encuesta realizada al 20% de los hogares en la que se expresa que el 37% son jubilados, el 17% desocupados, el 13% recibe planes sociales y el 7% realiza changas ocasionalmente. El delegado del pueblo planteo el mismo porcentaje de personas con planes sociales y una tasa de desocupación que ronda el 23%, el mismo resultado obtenido en la encuesta considerando a quienes se consideran desocupados y quienes realizan changas

Según los resultados de la encuesta realizada al 20% de los hogares, el promedio de ingreso de la población per cápita, a agosto de 2016 fecha del relevamiento, resulta $2.040.

De acuerdo a la última información oficial disponible del INDEC, para agosto de 2016,  el valor de la canasta básica total (línea de la pobreza), medida en términos generales para todo el país, es de $4.041,87 y el de la canasta básica alimentaria (línea de indigencia) $1.675,05.

Considerando estos parámetros, y, de acuerdo a la información recibido en la encuesta al 20% de los hogares,  un 88 % de la población estaría bajo la línea de la pobreza, de los cuales un 40% se ubicaría bajo la línea de indigencia. El censo 2010 del INDEC indica que un 7% de los hogares presentan necesidades básicas insatisfechas.

El 10% de la población elabora algún producto para vender, se trata principalmente de productos regionales y alimentos, esto nos habla del espíritu emprendedor de los pobladores. Pero además, en todos los hogares visitados se produce algún alimento, casi todas las casas cuentan con nogales y tienen una huerta.

Para poder generar trabajo, un grupo de jóvenes del pueblo en el año 2010 comenzó a producir vino artesanal, organizados en forma cooperativa. Con el apoyo de un programa de la Secretaría de Agricultura Familiar, dependiente del Ministerio de Agroindustria de la Nación se está construyendo una bodega y un viñedo a unos kilómetros de la entrada del pueblo.

Por otro lado, en el pueblo se instaló una planta procesadora de nuez. Debido a que, para su correcto funcionamiento, es necesaria una gran cantidad de materia prima, se está utilizando muy poco. Desde el INTA se está acompañando a los productores de manera que puedan capacitarse, organizarse y mejorar sus productos.

 

 

Evolución del pueblo

En relación al transporte, la situación ha desmejorado en los últimos veinte años.

Hasta 1999 circulaba un servicio de transporte público que unía Aicuña con Villa Unión y con Chilecito; la suspensión del servicio se originó en que el camino no está asfaltado. Actualmente el traslado desde y hacia el pueblo tiene altos costos para sus pobladores ya que el único disponible es el de un remis que cobra (a agosto 2016) $ 600 el viaje hasta Villa Unión y $ 700 hasta Chilecito. Existe un transporte público que pasa por la ruta nacional Nº 40 –a 8 km del pueblo-, cubre el recorrido que va de Chilecito a Villa Unión con un servicio los días lunes, miércoles, y sábados y su vuelta los martes, jueves y domingos. El costo del viaje hasta la ruta es, a agosto 2016,  de  $100 y, desde allí, el servicio de ómnibus hasta las ciudades cuesta, a agosto 2016, otros $ 100.

 En otras épocas había un empleado de vialidad que se encargaba de la manutención del camino, lo que hacía que estuviera en mejores condiciones, especialmente después de las lluvias y nevadas, casos en los que puede tornarse intransitable. También hubo estafeta postal, actualmente un vecino solidario recoge el correo de todo el pueblo en Villa Unión.

Con respecto a los avances en servicios: la oferta educativa se ha ampliado notablemente con la incorporación de la sala de jardín, el secundario y el plan Fines; la provisión de agua y luz ha mejorado ya que antes no contaban con agua corriente ni con tendido de luz eléctrico y, debido al avance tecnológico, también ha aumentado el acceso a internet y a telefonía celular.

Problemas que enfrentan

Los principales problemas que tienen los pobladores de Aicuña son la carencia de fuentes de trabajo genuinas y la falta de infraestructura.

Tal como se ha mencionado no existen fuentes de trabajo fuera de la agricultura familiar o en pequeña escala. Los pobladores aún encuentran dificultades para trabajar en forma cooperativa o desplegar estrategias originales que les permitan generar más fuentes de trabajo. Así, muchos de los jóvenes abandonan el pueblo y quienes se quedan no encuentran qué hacer.

Con respecto a la infraestructura son varios los problemas que se presentan. Uno de ellos es de índole habitacional ya que numerosas familias viven en casas que cuentan con solo una o dos habitaciones. En el año 2011 se puso en marcha la construcción de nuevas viviendas a través de un plan de erradicación de ranchos, pero éste se suspendió antes de que culminaran las obras, que además resultaban insuficientes para resolver la crisis habitacional. La falta de asfalto en los 8 km que unen la RP N° 19 con la RN N°40 es otro gran problema. En el pueblo no hay cloacas ni gas natural, aunque estas carencias son consideradas de menor importancia.

En cuanto a la oferta de salud, si bien hay una sala de primeros auxilios que cuenta con varios consultorios, la atención médica que se brinda tiene frecuencia mensual y en ocasiones bimensual. No hay atención de especialidades médicas, de pediatría ni odontológicas. El último punto cobra especial relevancia cuando la mayoría de la población tiene problemas dentales, cuestión que puede observarse a simple vista viendo como los niños han perdido muchas de sus piezas dentales a temprana edad y las manchas en los dientes en la mayoría de los pobladores. La sala cuenta con dos ambulancias pero, al momento del presente relevamiento (agosto 2016), ambas están fuera de funcionamiento.

La falta de servicios y de políticas de desarrollo son los problemas que siguen en importancia a los mencionados para los habitantes del pueblo.

Algunos proyectos no concretados fueron: un emprendimiento de artesanías en cerámica para el cual se consiguió un horno para cocer cerámica y vino un profesor a dictar algunas clases. Finalmente el profesor dejó de dictar el curso y como los estudiantes no aprendieron el proceso completo ni cómo cocinar las piezas no se pudo continuar el emprendimiento. Otro proyecto que se había encarado fue el de formación de guías de turismo. En este marco se recuperaron objetos antiguos y se armó el museo en la Casa del Pueblo. Se dictaron capacitaciones en la escuela para un grupo de siete jóvenes emprendedores que habían terminado sus estudios secundarios. Ellos recibieron parte de los materiales para realizar el trabajo, no contaban con seguro y no pudieron finalizar la capacitación ni obtener una certificación porque se suspendió. Así, otro proyecto que podía generar trabajo quedó inconcluso.

Durante el trabajo de campo realizado en Aicuña, mediante entrevistas realizadas a distintos actores clave y con una encuesta al 20% de las familias, se consultó por el tipo de proyectos que impulsarían el crecimiento de la comunidad. Las respuestas obtenidas fueron que la puesta en marcha de proyectos de educación, infraestructura y salud serían primordiales; y proyectos en cultura y educación serían muy importantes.

Un gran deseo que aparece es que se generen fuentes de trabajo, quizás contando con el acompañamiento y la capacitación necesaria podrían cumplir su sueño de desarrollar un emprendimiento turístico o productivo. Asimismo desean fervientemente volver a contar con servicio de transporte público y que se asfalte la ruta, lo que consideran que además de mejorar su calidad de vida, sería favorable para el turismo que, cuando el camino está en mal estado, no puede acceder. En cuanto a infraestructura también sueñan con una ampliación en el edificio de la escuela para poder recibir a los niños y jóvenes adecuadamente y con la construcción de un polideportivo.

En lo que respecta a proyectos en salud, nadie deja de mencionar lo importante que sería poder contar con atención médica y odontológica regularmente, poder beber agua que no perjudique su salud y volver a tener ambulancia.

Por último, otro sueño compartido es que haya oferta de capacitaciones y actividades culturales y recreativas para los jóvenes.