Personajes

En la memoria de los pobladores más antiguos, está grabada la época de esplendor del pueblo. Y esta época es inseparable de las figuras de Antonio Tanus Zemán y Juan Moisés Zemán, propietarios de un almacén de ramos generales, obraje y aserradero. Los Zemán son recordados porque gracias a sus emprendimientos, una gran parte de la población de Urutaú se encontraba empleada. Trabajaban cueros, pero además vendían y compraban todo tipo de mercadería. Agustina Villalba, pobladora memoriosa que trabajó con ellos y es hoy propietaria de la única despensa en Urutaú, los recuerda como gente buena y emprendedora. Los Zemán compraban vagones de azúcar, fideos, grasa, harina y otros productos que vendían por bolsa. Además de activar la economía local y emplear a varios pobladores, los Zemán poseían un vehículo y ayudaban con el trasporte de miembros de la comunidad ante emergencias que requerían viajes a Monte Quemado. Tanus era el más querido y sociable. Agustina lo recuerda como generoso, amable y trabajador.

Actualmente, la persona que mayor impacto tiene en la comunidad es Reina “Pochi” Altamiranda, directora de la escuela primaria. Gracias a su liderazgo o participación se han llevado adelante el 100% de los proyectos que tuvieron un impacto significativo en la comunidad en los últimos años. Desde el rescate y puesta en valor un viejo algarrobo blanco, la concientización de los peligros de la deforestación y la depredación de especies en extinción, la organización de las ferias regionales de Urutaú, el mantenimiento del programa de becas para estudios secundarios y terciarios, la creación de una cooperativa para activar la economía del pueblo, y la organización de un sin número de talleres, capacitaciones y eventos que ponen en contacto al pueblo con diversos organismos y ONGs, Reina es un pilar fundamental, que ejerce parte de las funciones corresponden al gobierno local, que se encuentra prácticamente ausente en el pueblo. Pochi, como la conocen en el pueblo, reside en realidad en Monte Quemado y llegó a postularse para la posición de presidente municipal de Monte Quemado, logrando el tercer lugar. Su tesis de licenciatura en Geografía, acerca del perfil social de Urutaú, es un reflejo del amor y compromiso que unen a Pochi con el pequeño pueblo.

Reina “Pochi” Altamiranda es el pilar fundamental de la escuela y de la comunidad en general

Historias y leyendas

Son numerosas las leyendas que recuerdan los memoriosos del pueblo. Según una de ellas, en el viejo horno de barro de los hermanos Zemán, los pobladores contaban haber visto una mujer de cabellos rubios. Se trataba según ellos, de un fantasma. De acuerdo a otra historia, de noche, por las oscuras calles del pueblo, se podía ver a un hombre parado al costado del camino. Su peculiaridad era que no importaba que se le dijera o cuanto uno quisiera acercársele, el no permitía que vieran su cara. Por la ruta, otro hombre, esta vez uno de estatura baja, caminaba, pero era imposible ver su cuerpo, lo único que se veía de él, era su sombra. Según varias versiones, se trataba nada más y nada menos que del mismísimo diablo. En el 2009, un hombre borracho iba caminando en las cercanías del Canal de Dios. En medio de su eufórica borrachera alzo la cabeza y grito “porque no me junto con el diablo”. En ese instante, apareció la sombra y lo empujo a las aguas del Canal. Si bien sobrevivió en esa ocasión, hace poco tiempo, habría fallecido. Otra leyenda, refiere al ave que da nombre al pueblo. Cuenta la historia que un cacique enamorado mató a su futura esposa al ver que ésta protegía a su prisionero de guerra. Lamentándose de sus acciones, el cacique fue convertido por los dioses en urutaú, un ave nocturna de la región, cuyo canto semeja un llanto, el llanto del cacique por el amor perdido.

El poblador embriagado habría sido arrojado al Canal de Dios aquí fotografiado, luego de invocar al diablo

Patrimonio cultural

El pueblo cuenta con un viejo árbol de algarrobo blanco el cual es el centro de las ferias regionales bianuales. Los alumnos de la escuela hicieron un trabajo acerca del árbol y se lo declaró patrimonio cultural y natural de la zona. El algarrobo, conocido en el pueblo como el “árbol abuelo” simboliza la resistencia del monte a la actividad de compañías forestales que han alterado masivamente el ecosistema, llevando a la extinción a varias especies en la zona. Así mismo, la deforestación ha contribuido a la alteración de los patrones climáticos, incluyendo las corrientes ventosas y la intensidad de las temperaturas a lo largo del año. Más allá del árbol, el pueblo cuenta con una  antigua estación de ferrocarril, pero esta se encuentra ocupada por pobladores, y en malas condiciones.